Cuán difícil es creer
que de la ínfima semilla de la vida
florezca tal grandiosidad en el
mundo,
algo ininteligible para los desorientados
que codician la mísera preciosidad,
insuficiente para la felicidad
plena.
Luego impaciente espera,
de los recónditos de la tierra fértil
germina un bello brote, que en un
colosal árbol se convertirá,
sabrosos frutos producirá,
y a hambrientos pájaros saciará.
J.C.
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