miércoles, 16 de abril de 2014

El DÍA QUE PAPÁ ME REGALÓ EL MUNDO

De niña jugaba a la arquitecta,
Me encantaba planear lugares.
Un día mi padre me regaló el mundo,
Que lindo era: grande y multicolor.

De armoniosos tonos y
Espacios de formas distintas,
Se encajaban uno al lado del otro,
Como un enorme rompecabezas.

A mí no me gustaban aquellos
Límites en negro que los separaban:
Así decidí replantearlo, dibujándolo y
Pintándolo a mi gusto.

Muy entusiasmada y con
Muchas hojas y lápices
De infinitos colores,
Empecé a dibujar el mundo.

Con la goma de mi hermano
Borré las líneas negras que
Se imponían y dibujé entre ellos
Un jardín con muchas flores.

¡Cuánta diversidad! En él había:
Rosas, Flor de Mayo, Flor de Ceibo,
Cantuta, Patajú, Copihue, Pasionaria,
Orquídeas y todo lo que se podía imaginar.

Los vívidos colores relucientes
Lo dejó más lindo y perfumado.
Ahí todos podían y debían cuidar a las
Flores para que no se marchitaran.

Luego terminado, algo mágico pasó:
Las flores se habían mezclado y
Otras nuevas habían brotado,
Dándole otro matiz al jardín.

Estaba exhaustivamente feliz
Y me acosté a soñar con el 
Maravilloso día que el aroma de
Aquellas flores de cerca sentiría y
Que por aquel inmenso jardín caminaría.

¡Mi mundo estaba listo!

J.C.

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