Todavía no era el
momento, pero
Hoy sentí que se
iniciaba el fin.
¡Cuántas veces creímos
que lo sería!
¡Qué dulce
equivocación!
Como la muerte
traicionera llega
De puntillas,
interrumpiendo sueños,
Así me golpeaba
duramente la vida
Obligándome a decirte
adiós.
¿Por qué me quitan tu
reluciente sonrisa
Si esta es la razón de
mi sonreír?
¿Cómo podré adormecer
sin escuchar tu lira
Armónica y tu poesía
anacreóntica?
Ya empezaba la despedida,
pero ojalá
Volvíamos a equivocarnos
una vez más.
No podía permitir que
llevaras contigo
Mi esperanza delante
de lo imposible.
Sé que te dolía tener
que decirme adiós
Y este dolor lo sentí
con tu intenso abrazo.
Nuestros corazones no
querían separarse,
Nuestras miradas se
perdían en el aire.
¡Oh Erato, musa mía de
mi poesía,
Razón de mi inspiración
nocturna,
Poseedora de mis
sueños imposibles!
¿Qué será de mí sin tu
alegría?
Te vas, pero en mi
memoria quedará tu
Sonrisa y tus besos en
el oculto de mi ser.
Mi cuerpo frío sufrirá
la ausencia de tu
Calor, de tu
respiración a mi oído.
Tu perfume de jardín de
rosas
Recordaré a cada brisa
mañanera,
Y sabré que estarás
cerca siempre
Que me toque suavemente
la piel.
Nuestra condena es
amarnos,
Aunque lejos, mientras dure lo eterno.
Aunque lejos, mientras dure lo eterno.
Y es ese el destino
que nos tocó.
¡Nada es para siempre!
J.C.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario