En mi corta carrera de adicción al mate creo que lo que más he escuchado fue: - ¿pero una brasilera tomando mate? ¡Sí, soy brasilera y tomo mate a mucha honra! Y mate a lo argentino, ¡eh!
Me di cuenta que es cierto lo que dicen los argentinos: una vez que se prueba el mate uno jamás lo dejará de tomar. ¡Dicho y hecho! Tomé mi primer mate y nunca más pude dejar de hacerlo. Ya no puedo más estudiar sin él, aunque a veces me manche algunas fotocopias (igual me encanta cuando pasa esto, dicen que es una señal de que voy a aprobar en aquello que estoy estudiando)... Después que conocí la existencia del mate nunca más me morí de frio en las madrugadas de invierno. No hay mejor frazada que un mate calientito mientras tenés que estudiar.
Pero, ¿por qué tomo mate?
Hace tres años tuve la oportunidad de probar un mate hecho por un uruguayo, acá en Brasil. Hacía mucho calor, pero me gustó probarlo, aunque casi me derretí de tan caliente que estaba. Después de esta experiencia tuve la oportunidad de conocer a mi querida Argentina y desde entonces me compré el equipo completo de mate y me volví adicta oficialmente. Para el verano, aprendí a tomar el tereré, que es muy rico y refrescante. El tereré, para los que no conocen, es lo mismo que el mate, pero se prepara con agua fría o con jugo, dependiendo del país o región en que se toma.
¿Y por qué me gusta tomar mate?
Además de su rico saborcito amargo que me encanta (los argentinos toman mates dulces también, pero prefiero a los amargos), me gusta el ambiente que se genera cuando se toma mate. Es lindo reunir la familia o los amigos en una ronda y compartir ricos (o a veces lavados, pues suele pasar) mates.
Compartir un mate es compartir buenas conversaciones, buenas risas, buenos momentos. Es guardar en la memoria recuerdos que jamás se podrá olvidar.
Tomar mate también nos puede proporcionar hacer nuevas amistades, ¿o nunca le pediste un mate a alguien y te quedaste hablando por un par de horas con esta amable persona? A mí sí me ha pasado. Tres chicas que se volvieron unas de mis mejores amigas argentinas, las conocí así, compartiendo ricos mates en tardes frías santafecinas.
Pero, a vos, brasilero que no conocés a esta costumbre, no pienses que el acto de tomar mate se hace de cualquier manera, hay todo un ritual.
Primero hay que poner tres cuartos de yerba en el mate y echarle un poquito de agua tibia para que no se quede muy amargo. Mientras tanto, se calienta el agua, pero ¡ojo! No se debe hervir el agua, pues si el agua está muy caliente se quema la yerba, el mate se queda muy amargo de igual manera y enseguida se pone lavado.
Toda la teoría la he aprendido, hasta clases de preparar mates tuve en Argentina. Sin embargo, a veces uno se cuelga y termina sirviendo mates no tan ricos. Esto suele pasar, ¿viste?
Luego esté lista el agua, el que está preparando el mate empieza a cebar (así lo dicen al acto de servir mates). Generalmente, cuando el que ceba no se cuelga, le sirve el mate a la persona que está a su derecha y así sucesivamente. Hay incluso, algunas supersticiones como, por ejemplo, cuando el que toma el mate le devuelve a otra persona que no sea el que le cebó, hay que darle un beso en el pie del mate. Dicen que trae suerte. Hay otra superstición también, como cuando le toca el último mate, se dice que significa que te vas a casar (una cagada, ¿no?)...
Un argentino cuando se siente solo y le quiere invitar a un amigo a su casa, para no desanimarlo al decirle que vaya a hacer relativamente nada, la excusa perfecta es que vaya para tomar unos mates.
Pero la mejor invitación que hace un argentino posta, cuando le llama su amigo que no lo ve hace tiempo, es que le vaya a visitar para que tomen unos matecitos. Si hay alfajores o galletitas pepas, mejor aún. !Qué buena combinación esta, che!
¿Te diste cuenta? Además de ser rico, el mate se te acerca a los demás. Si tenés un mate, jamás estarás solo. O si no tenés a nadie para que compartas buenos mates, no importa: el propio mate es tu compañero. No te preocupes que él te acompañará en todos los momentos y jamás te sentirás solo, pues el mate no es solo una infusión, ¡el mate es un buen amigo!
¿Me entienden ahora porqué tomo mate?
Bueno, si me dan permiso, voy a poner la pava y me voy a preparar unos mates.
J.C
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